PARKINSON

La enfermedad de Parkinson (EP), también denominada mal de Parkinsonparkinsonismo idiopáticoparálisis agitante o simplemente párkinson,​ es una enfermedad neurodegenerativa crónica caracterizada por bradicinesia (movimiento lento), rigidez (aumento del tono muscular), temblor y pérdida del control postural. Esta enfermedad se debe a un déficit en la secreción de dopamina, hormona liberada por las terminaciones nerviosas de la sustancia negra.

La enfermedad de Parkinson se clasifica con frecuencia como un trastorno del movimiento; sin embargo, también desencadena alteraciones en la función cognitiva, depresión, dolor y alteraciones en la función del sistema nervioso autónomo.

Esta enfermedad representa el segundo trastorno neurodegenerativo por su frecuencia, situándose por detrás de la enfermedad de Alzheimer. Está extendida por todo el mundo y afecta tanto al sexo masculino como al femenino, afectando entre un 1 % a un 2 % de la población sobre 60 años o de un 0,5 % a un 5 % de la población mayor de 65 años. La enfermedad puede presentarse desde los 40 años y su incidencia va aumentado con la edad, especialmente en los varones.

La enfermedad de Parkinson aumenta su severidad con el tiempo, como consecuencia de la destrucción progresiva, por causas que todavía se desconocen, de las neuronas pigmentadas de la sustancia negra.

CLASIFICACIÓN

La enfermedad de Parkinson se clasifica en estadios clínicos según el grado de afectación.

Hay varias escalas de evaluación que se pueden utilizar como herramientas para determinar la progresión de la enfermedad. Los criterios para evaluar la enfermedad de Parkinson se centran en la severidad de las alteraciones motoras y en el grado de deterioro en las actividades diarias de una persona.

Las escalas de evaluación de uso general, como la de Hoehn y Yahr, se centran en las alteraciones motoras. Estas alteraciones se evalúan según su severidad en una escala del 1 a 5. En esta escala, dependiendo de las dificultades de una persona para realizar sus actividades, se asigna un puntaje de 1 y 2 (leve a moderado) en la etapa temprana del cuadro, puntaje de 2 y 3 (moderado a severo) en la etapa media y un puntaje de 4 y 5 (severo a invalidante) en la etapa más avanzada de la enfermedad.

La Escala de evaluación de la enfermedad de Parkinson (UPDRS) es más completa que la escala de Hoehn y de Yahr. Toma en cuenta la alteración para la realización de las actividades diarias, el comportamiento, el humor, las complicaciones cognoscitivos y los efectos del tratamiento respecto de las alteraciones motoras.

 

ETIOLOGÍA

Actualmente se desconoce la causa exacta de la enfermedad de Parkinson, pero todo parece indicar que se trata de una combinación de ciertos factores ambientales, genéticos, el daño oxidativo​ y el proceso normal de envejecimiento, con un probable papel fundamental de la conexión intestino-cerebro.​ Se ha documentado la asociación del parkinsonismo con la enfermedad celíaca no diagnosticada y la mejoría con la retirada del gluten de la dieta. Los síntomas neurológicos pueden ser la única manifestación de la sensibilidad al gluten, en ausencia de síntomas digestivos o de otro tipo.

Aunque los estudios epidemiológicos muestran que uno de los factores de riesgo de mayor preponderancia son los antecedentes familiares, las teorías etiológicas tóxico-ambientales han ido tomando cada vez mayor importancia en desmedro de las teorías genéticas.

Evidencias actuales apoyan la hipótesis de que la enfermedad de Parkinson comienza en el intestino y se propaga a través de los sistemas nerviosos simpático y parasimpático hasta la sustancia negra y el sistema nervioso central.

Estudios realizados hasta la fecha han encontrado un riesgo superior de desarrollar la enfermedad de Parkinson entre el personal expuesto profesionalmente a ciertos plaguicidas, fundamentalmente insecticidas y herbicidas. Otros factores se han relacionado con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson, tales como el consumo de agua de pozos contaminados por pesticidas debido a la agricultura y la vida rural, si bien no se ha podido determinar si guardan relación con la exposición a los plaguicidas o si se trata de factores de riesgo independientes.

PATOGENIA

La enfermedad de Parkinson se caracteriza por la pérdida o degeneración de las neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra y la formación de cuerpos de Lewy en dichas neuronas.

La alteración de la alfa-sinucleína y su acumulación en los cuerpos de Lewy tiene una mayor extensión y afecta otras zonas y sistemas neuronales, como el colinérgico, el noradrenérgico y el serotoninérgico.

 

CUADRO CLÍNICO

Los síntomas tempranos son importantes para reducir el progreso de la enfermedad tan pronto como sea posible -posiblemente muchos años antes de la aparición de los síntomas motores- debido a las indicaciones sobre la posible enfermedad de Parkinson. Estos son:

· Años antes de la aparición, daño del sentido del olfato

· Fluctuación del estado de ánimo (irritabilidad ligera) con ligeras depresiones

· Estreñimiento

· Lo más típico, la perturbación del sueño paradójico mediante fuertes movimientos atípicos durante él (en estado sano normalmente inmóvil) sueño REM (hasta gritos o golpearse).

Cuatro síntomas motores​ son considerados cardinales en la enfermedad de Parkinson: temblor, lentitud de movimiento (bradikinesia), rigidez, e inestabilidad postural.

El temblor en reposo está presente en aproximadamente 85 % de los casos con enfermedad de Parkinson. La ausencia de expresión facial, disminución del parpadeo y del movimiento de los brazos al caminar completan el cuadro clínico.

Muchos de estos síntomas son comunes en los ancianos y pueden ser causados por otras afecciones. En pacientes con algunos de estos síntomas parkinsonianos, y con ausencia de temblores, presente en el 15 % de pacientes con parkinson, pueden sospecharse otras patologías del sistema nervioso, tales como las hidrocefalias. Concretamente, la hidrocefalia normotensiva también aparece en ancianos, deteriora las funciones del sistema nervioso, llevando a la demencia, y se presenta con síntomas parecidos a los del párkinson, sin aparición de temblores. La prueba diagnóstica para confirmar o descartar la hidrocefalia normotensiva es un TAC.

Manifestaciones motoras

· Bradicinesia.

· Alteración de la motricidad fina.

· Micrografía (estado en que la letra en manuscrita del paciente cada vez se hace más pequeña e ilegible).

· Hipofonía.

· Sialorrea (producción excesiva de saliva).

· Temblor en reposo de 4 a 6 Hz. No rítmico. No regular.

· Rigidez muscular.

· Signo o Fenómeno de la Rueda dentada.

· Alteración de la postura.

· Inestabilidad postural.

No todos los síntomas aparecen en todos los pacientes y la evolución y progresión de la enfermedad es muy variable según los casos.

Manifestaciones no motoras

· Depresión y ansiedad.

· Apatía

· Alteraciones cognitivas.

· Trastornos del sueño.

· Alteraciones sensoriales y dolor.

· Anosmia (pérdida o disminución del sentido del olfato).

· Trastornos de la función autonómica.

A veces los pacientes refieren dolor en las piernas por calambres, frío, ardor o sensación de entumecimiento y dolor de cabeza (cefalea) o dolor de cintura (lumbar).